Cinco cuerpos descuartizados se han hallado en el último mes en Guayaquil, que revelan cómo las bandas se disputan el territorio para extorsionar a personas.
Como si fuese un rompecabezas, los agentes de Criminalística se desplazaban por la vía Perimetral de Guayaquil, recogiendo las partes de un cuerpo humano descuartizado envueltas en cobijas, dentro de mochilas y maletas.
“En la parte sur de la vía Perimetral encontramos el torso, por el centro de la misma vía el muslo de una de las extremidades y más allá, en dos mochilas, la cabeza y las extremidades restantes”, describió Fausto Miño, jefe del distrito Estero, al amanecer del 27 de diciembre.
Era el tercer caso en un mes, en el que también se encontraron dos cabezas debajo de un árbol en días diferentes en Guayaquil.
A inicios de 2023 los hallazgos continuaron. El 18 de enero, una familia que caminaba a su casa encontró dos cuerpos quemados y descuartizados en un saco de yute.
Los sacos tenían unas tres horas abandonados en el sitio. Los vecinos vieron que unos sujetos en un vehículo negro los lanzaron en plena luz del día. Y como si fuera una funda de basura, permanecieron ahí hasta que fueron encontrados por los mismos habitantes.
El caso podría tener conexión con las tres piernas que se encontraron en dos sacos unos días antes afuera de una escuela en la Cooperativa Balerio Estacio, cuando los niños comenzaron a llegar a clases. Los padres entraron en pánico y las clases se suspendieron.
Los criminales cumplieron con su propósito. “Buscan generar miedo, terror en la población en general”, dice Carolina Andrade, analista en seguridad.
Es una forma de “extorsionar a quienes quisieran identificar o denunciar sus actividades criminales y así tomar el control de la población, expulsar a quienes no se alineen”, añade.
La violencia no ha dejado de recrudecerse, sin ningún indicio hasta el momento de que pueda cambiar una tendencia cada vez más creciente.
Carolina Andrade
La pugna por territorio
Mientras se unen las piezas de cuántas personas han sido descuartizadas, una de las hipótesis que manejan las autoridades es que se trataría de extorsionadores, una nueva guerra de las bandas en Guayaquil.
Según fuentes policiales, la bandas criminales han encontrado en las extorsiones y secuestros una forma de obtener más dinero en menos tiempo, y sin seguir toda la cadena de producción y logística que requiere el microtráfico.
Los criminales se disputan las zonas comerciales donde pueden lograr mejores réditos extorsionando a los dueños de los negocios.
Las cifras revelan el incremento de este delito. La Fiscalía recibió 2.797 denuncias de extorsiones en 2021. De enero a octubre de 2022, se registraron 6.500, que incluyen las extorsiones consumadas y las amenazas.
La Policía conoce que estas estadísticas no reflejan la dimensión del problema, que ocurre sobre todo en Guayas, El Oro y Los Ríos, por el temor de la gente a denunciar, por eso está recibiendo las denuncias de forma anónima al 1800-Delito.
“Este círculo vicioso criminal hace retroceder al Estado, cerrando centros educativos, de salud, de policía comunitaria, por miedo a que se afecten a niños y jóvenes o por víctimas colaterales”, señala Andrade.
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